Algunas personas saben socializar y otras, no tanto.
Hace un tiempo me distancié con una amiga. Para ser más precisos yo tuve una actitud bastante fea para con ella y nos distanciamos. Unas pocas semanas atrás volvimos a hablar del tema, aclaramos los oscuros, pero evidentemente en mi intento de ser sincera, me sinceré de más y afirmé -sin ninguna intención de justificar- "es que yo no te consideraba mi amiga entonces". Fue, sin proponermelo, lo peor que podría haber dicho. Pero claro, suena horrible aunque que en mi cabeza era una explicación razonable a la situación. Se sucedieron distintos eventos, en lo personal me sentí alejada de ella y por eso la dejé de considerar amiga. Hay quienes podrían decir que tuve una actitud hipócrita porque la seguí tratando como tal -o eso se veía de afuera-, pero hay algo que pocas personas pueden comprender que para mí es vital, los títulos de nada sirven cuándo se trata de afecto. No, ella no era mi amiga, así no la sentía yo, pero sí la quería. La quería -y la quiero- por todos esos años que transitamos juntas. Porque cuándo tomé las peores decisiones y me alejé, ella fue la primera en buscar el camino de vuelta a mí. También estuvo ahí para marcar de la manera más brutal las heridas que más me dolían -una de las razones por las que dejé de considerarla amiga-.
En el común denominador, amiga es esa persona con la que te llevás bien y compartís muchas cosas -hablando burdamente-. Para mí es esa persona en la que confío ciegamente, con la que hablo sabiendo que probablemente esté hablando de más. Esa persona que sé me conoce y sabe reconocer cuándo me equivoco por mis propios defectos.
Esta situación, esta "amiga-no amiga" es sólo una arista de algo que en casi 5 años todavía intento descifrar. Mi -otra- amiga me ha escuchado mil y un veces hablar de lo mismo, es la figurita repetida. Hasta me ha escuchado decir "lo que más me duele, me doy cuenta ahora, es que a ninguna le importó que yo me fuera" para simplemente responderme "sí, eso me lo dijiste hace como dos años ya".
Es una mezcla de sentimientos, de nostalgia, de cariño. Ya no hay rencor, por lo menos no de mi lado. Hay un poco de pena de "¿tan poco era para ustedes?". Hay una parte de mí que daría lo que sea por volver el tiempo atrás y otra que se pregunta si realmente vale la pena, después de todo las cosas pasan por algo.
Ah, y por si les da curiosidad, con esa "amiga-no amiga" creo que empeoré las cosas en el afán de arreglarlas. Diría que soy su persona menos favorita, pero creo que ya siquiera entro en esa clase para ella. Será cuestión de seguir adelante, con las personas que a través de los años supieron aceptar mis errores -así como yo los de ellas- y esperar... o no.
Admito y repito, que todavía tengo ese sabor amargo y pienso "lo que más me duele, me doy cuenta ahora, es que a ninguna le importó que yo me fuera"...
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