En esta espiral de figuritas que caen cual cartas de Hogwarts, es muy fácil perderse. Los pies en la tierra, ok, pero ¿cuán hundidos están los pies mientras scrolleamos las infínitas páginas de weheartit e instagram? Porque se eso se trata, ver y comparar, ver y querer, ver y querer ser. Y ahí está el problema, cuándo perdemos nuestra imagen en el espejo de tanto mirar al otro.
Seamos realistas, lasimágenes, en el 99% de los casos, nos venden felicidad, bienestar... Nadie quiere ver el lado feo de las cosas, entonces entramos a una ficción-realidad donde solamente vemos la taza de té en El País de las Maravillas, y no a ese sombrerero loco que la sostiene.
Sí, la figurita nos encanta -por lo menos a mí-, pero no nos olvidemos que es eso, una figurita. La realidad se vive, no se expone en perfiles sociales. La realidad se hace, no sé escribe en tweets...
Con esto no hago una apología en contra de la imagen y las redes sociales, sino de un uso a conciencia.
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