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PROBLEMAS DE PRIMER MUNDO: CELULARES

Sé que la Argentina está pasando por un período crítico –siendo honestos, hace añares que estamos así. También sé que hay temáticas que llenan los titulares de los medios de comunicación y los feeds de nuestras redes sociales. Temáticas importantísimas como la educación y las medidas políticas.
Pero en medio de todo ese descontento real y preocupante, quiero mirarme un poco el ombligo, si me permiten, y quiero quejarme de algo que es una pavada al lado de lo que mencionaba antes. Quiero quejarme de los celulares.
En febrero del 2016 tuve una llamada telefónica de la empresa Personal en la que me ofrecían un equipo BGH muy superior al Motorola que yo tenía en ese momento. Comentario aparte: en ese momento, yo estaba en pleno proceso legal con Motorola en Defensa del Consumidor de Avellaneda (porque allí lo compré) porque Motorola había mandado una actualización de software que arruinó mi equipo, literalmente. No voy a enumerar los perjuicios ocasionados, solamente que me dejaron con un teléfono, que hasta entonces había funcionado al 100%, que ahora era una porquería que no podía siquiera soportar Whatsapp. Volviendo, me ofrecieron otro equipo. Teniendo en cuenta todo lo que estaba transitando y que tenía un equipo totalmente inútil y una empresa que no pretendía hacerse cargo, además de una “defensa al consumidor” que no defendía mis derechos, decidí comprarlo. Lo pedí en 12 cuotas, me lo enviaron en 18. Tuve que llamar más de una vez porque el equipo no llegaba y yo no tenía novedades, más tarde me explicaron que misteriosamente se había anulado la compra. Finalmente y ante mi necesidad de tener un medio de comunicación, luego de mucho insistir, llegó el equipo a mi casa. 
No pasan 6 meses que el equipo empieza a funcionar mal. Básicamente se apaga sólo y la única manera de encenderlo nuevamente es sacándole la batería. Es decir, que al no estar yo 100% pendiente de mi celular, éste se puede apagar y yo perder llamadas o mensajes importantes y no enterarme sino hasta que lo vuelvo a agarrar. Diganme si me equivoco pero un celular así no cumple una de sus funcionalidades más importantes… no sé… la comunicación instantánea… vos fíjate. Cómo si esto no fuera poco, además el celular decide cerrar aleatoriamente la app que esté usando y VOT A) Mandarme al menú raíz o VOT B) abrirme una aplicación cualquiera que probablemente no abrí en todo el día y redirigirme allí.
Ante esta problemática mi primer impulso fue llevarlo al service de Personal en donde me lo devolvieron bajo el rótulo de “no presenta fallas”. Sin embargo, al día siguiente se apagó. Cansada y sin demasiado tiempo que perder intenté ingresarlo al servicio técnico cuantas veces me fuera posible. Pero claro, trabajo y estudio, eso quiere decir que había semanas enteras en las que no me podía acercar a dejarlo/retirarlo. Luego de CINCO –sí, leyeron bien- entradas al service me dirigí a la central para que me den una respuesta concreta. Demás está aclarar que mi equipo, al día de hoy, está en garantía. Adivinen qué respuesta me dieron en la central. Dudo que puedan, es demasiado creativa. Me respondieron que “es necesario tener tres entradas al service, dentro de tres meses consecutivos y las tres tienen que decir que algo te arreglaron”. Claro está que los del service jamás revisaron mi equipo, porque lo único que hacen es reiniciarlo de fábrica, cosa que yo también sé hacer y no cobro un sueldo por eso, y siempre me lo devuelven bajo el rótulo de que “no presenta fallas”.
Basta, en serio. Somos Don Quijote contra los molinos de viento. Las entidades que tendrían que defender nuestros derechos se ponen de lado de los monopolios que nos roban, PORQUE NOS ROBAN. Te cobran servicios que no te dan. No te ofrecen soluciones cuando las necesitás. Obviamente, esto concluyó en que yo aún tengo este teléfono que ahora además de lo que dije antes me cierra el Whatsapp después de escuchar un audio y Personal me dio tantas respuestas como el vaso de agua que estoy tomando. ¿Con quién me puedo quejar? Con nadie. ¿Qué puedo hacer? Nada. Porque no pienso gastar un solo peso más para comprar un celular medio pelo que está sobrevaluado y que encima me va a durar menos de un año. Estoy rezando por tener la posibilidad de comprarme un equipo afuera que funcione y no me salga tan caro. Un equipo que no me obligue a cambiarlo antes de terminar de pagar la cuota, un equipo que me responda.
Maldito país de monopolios.

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